Chipre, botón de muestra del rescate eludido por Rajoy

LA MANO izquierda de García-Margallo, las gestiones de Guindos y Montoro y, sobre todo, la decisión de Mariano Rajoy nos salvaron de la operación rescate. La prima de riesgo se aproximó el verano pasado a los 700 puntos básicos, los intereses de la deuda galoparon hacia los dos dígitos y el acoso fue a veces agobiante, pero el presidente del Gobierno resistió y los hombres de negro permanecieron con el rabo entre las piernas en Bruselas.

He subrayado reiteradas veces los errores cometidos por Mariano Rajoy en política interior. Habrá que convenir su acierto en política exterior, su habilidad para frenar a Angela Merkel y su capacidad para lidiar sobre el albero del ruedo europeo a Sarkozy, primero, a Hollande, después, a Berlusconi y Monti.

España se ha salvado, parece que definitivamente, del fantasma del rescate que acongojó a Grecia, a Portugal y a Irlanda y, desde hace unos días, a Chipre. Si una nación de la eurozona no puede pagar sus deudas, si le resulta imposible conseguir dinero en los mercados internacionales, resulta inevitable que, para eludir la quiebra, acepte la ayuda comunitaria y con ella las imposiciones que los que prestan el dinero impongan.

Vamos a suponer que los rescatadores, en una eventual operación sobre España, arbitraran esta fórmula: 20% de disminución en la pensión que reciben los jubilados y un mordisco del 10% en los depósitos que los ciudadanos mantienen en los Bancos. ¿Se imagina el lector la parafernalia que hubieran organizado los sindicatos, el partido socialista, el partido comunista y los grupos antisistema? ¿Se imagina el lector la longitud de la caravana de las huelgas y las manifestaciones que se pondrían en marcha, la reacción de los españoles afectados por las medidas impuestas por Bruselas? Como ha ocurrido en Portugal o en Grecia, Mariano Rajoy se habría visto obligado a convocar elecciones generales que, en semejantes circunstancias, instalarían, tal vez, en Moncloa a un Gobierno de izquierda radical con participación del PSOE, del Partido Comunista enmascarado en Izquierda Unida, de ERC, del BNG y de algunas fuerzas antisistema.

Aparte de la cortedad de vista de ciertas entidades financieras, se comprende el acoso de varios sectores de la izquierda para que Moncloa aceptara la operación rescate. Se trataba de la mejor fórmula para revertir el resultado electoral del 20-N y desmontar a Mariano Rajoy y a los populares del centro del poder.

Sobre un Chipre en rebeldía ha pesado, pesa todavía, la sombra del corralito. La Europa de Angela Merkel, sujeta a la zozobra de las elecciones en Alemania, presta el dinero a los que no lo tienen. Pero en condiciones draconianas. Personalmente nunca hubiera imaginado que se llegara a invadir el templo sacrosanto del dinero de los depositantes. El entero sistema financiero descansa sobre la seguridad de los depósitos. En la mayor parte de las naciones occidentales, España entre ellas, están articuladas fórmulas para que si un Banco quiebra, los depósitos de los ciudadanos queden garantizados a través del esfuerzo común de las otras entidades bancarias.

Chipre, en fin, ha demostrado el acierto de Mariano Rajoy al resistir con uñas y dientes el acoso de la operación rescate. Todavía el camino a recorrer en la oscuridad del túnel es abrupto y lleno de obstáculos, pero se vislumbra ya la luz y dentro de unos meses tal vez estemos respirando al exterior, la recesión superada, los horizontes despejados.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.